Para Mamá

Se levantaba hablando, hablaba y hablaba. Su voz retumbaba toda la casa. No importaba estuviéramos durmiendo ella no paraba. Por momentos molestaba, pero era tan maravilloso escucharla. Hoy día Millie me dice a veces- “no me dejas dormir”, es que hago exactamente lo que ella hacía. Ya se fue hace unos años, pero sigue viviendo en mí todos los días. Tenía que llamarla todos los días, pero en este mundo que vivimos lamentablemente pocas veces cumplía ese propósito y si pasaban par de días me llamaba para decirme- “que pasa, ¿te olvidaste de tu madre? Fue una madre maravillosa. Muchas veces no valoramos la grandeza de sus actos y en épocas de nuestras vidas cuando éramos pequeños desconocíamos todos los sacrificios que hacían por nosotros, porque eran orgullosas. Que nadie dijera algo de alguno de nosotros porque iban a conocer toda su furia, no digo tocarnos porque mi madre estoy seguro era capaz de matar a alguien. Era toda una loba cuidando sus cachorros. Fue una pionera en su época, a finales de los cuarenta una jibarita de Cayey emigró a Río Piedras para hospedarse y hacer su bachillerato en Pedagogía en la UPR de Río Piedras. Esas mujeres desde los 20 a los 60 lucharon con muchas cosas en su contra y pocas a su favor. Pero fueron esas mismas mujeres que sembraron para que sus hijas vivieran una vida con mejores oportunidades. Mi madre, Doña María Matilde Aguirre Ruiz, fue una más de tantas madres puertorriqueñas que no están en los libros de historia, en el calendario de los días de fiestas; pero igual que tantas también sembró la semilla que le correspondía. Fueron mujeres amorosas, comprometidas y valientes.

Hoy queremos significar el valor de cada una de ellas. Hoy queremos decirles gracias a todas esas madres maravillosas que conviven con nosotros, en esta comunidad. Tenemos suerte de contar con madres de muchas generaciones.

A todas, nuestras felicitaciones, que pasen un día maravilloso. Que reciban nuestra más profunda gratitud, todo nuestro amor y toda nuestra admiración.

Como dijo el Poeta:

Quiero que me mires a los ojos

y que en ellos también te mires tú;

mamá, eres para mi tan importante

que el mundo a veces…

somos tú y yo.